jueves, 28 de octubre de 2010

DF

Nada más asomarte por la ventana del avión y ver la ciudad, ya te da la primera clave sobre a qué te enfrentarás en el Distrito Federal: la inmensidad. Ya el martes visité la Ciudad Universitaria; la Biblioteca Central, Filosofía y Letras, hice una ruta del Puma Bus y me moví por toda la ciudad intentando buscar la ansiada habitación. Ayer, por fin la encontré. Tuve la suerte de andar caminando perdido cerca de la Avda. Patriotismo y encontrarme un anuncio por allí. Fui a ver la habitación y encantado. Nada que comparar con lo que llegué a ver el martes después de tanta vuelta en microbuses. La señora Luz, dueña de la casa es un encanto: conversadora, artista, tiene una perrita y su casa es muy colorida. La terraza al sol llena de plantas será una buena base para sentarme a escribir próximamente. Ayer también vi la primera manifestación andando por la calle Madero en dirección al Zócalo. Al salir de comer, no hice más que unirme a la marcha y caminar hasta el Zócalo nuevamente ("Con los huesos de Felipe, nos haremos tamales"; muy apropiado para esta próxima fecha de todos los muertos). Se me olvidaba que en esa comida, justo a mi lado estaba María Teresa, quien al ver que andaba leyendo, se preocupó por pasarme una lista en pequeños papelitos de las librerías que debería visitar, autores mexicanos que debería leer, teatros, museos… A ver qué me espera durante estos tres meses y a seguir buscando personajes tan buenos como estos… 
Biblioteca Central, UNAM.

1 comentario:

  1. Grande Jose! Yo me tengo que poner a escribir las cosas surrealistas que me han pasado desde el lunes... increíble este país!

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