domingo, 23 de febrero de 2014

Comentario en Facebook sobre Venezuela

*Nota: Este escrito pretendí publicarlo en Facebook y por alguna razón ajena a mi voluntad fue censurado previamente. No me dejaba publicarlo a pesar de que no sobrepasa el límite de las 60.000 palabras en comentarios.

            El primer error que planteas es que sólo me informo de los medios afines al gobierno venezolano. No sé qué base utilizas para decir eso. Que yo comparta vídeos e información afín no significa que lea sólo eso, más sí que me hago eco de mis gustos mediáticos y -por qué no- afines a mi sentir y preferencias ideológicas. Significa que quiero compartir esa información porque yo me posiciono con ella y me parece relevante lo que ofrece para romper el cerco mediático oligárquico de los Ferré Rangel y otras empresas de los medios corporativos de San Juan, como Mamery Inc. y otros en nuestro país, Venezuela y Estados Unidos. Es más, si utilizo Facebook lo hago desde el conocimiento de a quién sirve esta herramienta. Por eso, comparto la información que estimo sirve para romper ese cerco hegemónico informativo y no para reafirmar aquella información que sirve para reproducir los intereses de clase de un sector con el que no soy afín. Yo no intento jugármela con el postulado posmoderno de la imparcialidad, el no me posiciono porque los “dos son iguales” (pero que siempre termina asumiendo como propios, como nos advertía Malcom X., los argumentos de los opresores) y la objetividad seudo científica de las ciencias sociales positivistas al servicio de unos cuantos. Me la juego desde una postura y difundiendo lo que estime conveniente para defenderla.


            El argumento trillado de los yanquis para mí tiene un fundamento y es el historial de intervencionismo (en nuestro país y en América latina). Además, no es ningún invento la financiación (alrededor de 5 millones de USD declarados en el presupuesto federal aprobado por el Congreso con el objetivo de financiar las actividades de la oposición; más tomad en consideración los no declarados), la captación de los supuestos líderes y eso que llamas “pésimas condiciones de vida” son marcos subjetivos y que muchas veces vienen de una oligarquía que no se acostumbra a ver a la gente de los cerros con posibilidades de reconocimiento y ciudadanía por parte de un estado que era utilizado por ellos para marginar a las clases populares. Además, esas “pésimas condiciones” de vida, en muchos casos están condicionadas por las clases propietarias, y que como en el caso de Chile, acaparan las mercancías para limitar el acceso al mercado y producir la inflación en los precios de productos. Por eso falta hasta el papel higiénico y hay que hacer colas para conseguir azúcar, sal y otros productos de la canasta básica.


            En ningún momento planteé que la oposición es la única que protesta. En este proceso revolucionario, los que se siente parte de él protestan y utilizan la apertura democrática profunda para expresar su sentir en consejos municipales y misiones populares. No utilizan armas ni cócteles molotov ni el acaparamiento de mercancías para protestar. Lo que reafirmo es que este proceso desestabilizador tiene las mismas caras, las mismas estrategias y las mismas injerencias extranjeras (del norte opulento, por no ofender a los yanquis, porque también vale recordar que Aznar y su camarilla facha en Europa fue coartífice de lo que sucedió en 2002 y con el sabotaje petrolero a PDVSA) desde hace 15 años cuando Chávez le dio el batacazo electoral a los partidos del pacto de Punto Fijo del 1958.


            Yo también conocí a muchos venezolanos de la oposición en Madrid, igual que conocí a muchos venezolanos que están con la revolución y son críticos con la misma, pero no desleales con el régimen constitucional. De igual forma, conocí a opositores venezolanos que jamás apoyarían a personajes de la injerencia golpista como los son Capriles o López en sus acciones; porque, más allá de la diferencias, reconocen la valía democrática y participativa de la constitución bolivariana de 1999. Demás está decir que no entiendo el argumento que utilizas de las cifras. Decir que todos los venezolanos que conoces son opositores a Maduro, no deslegitima su elección que fue avalada por observadores internacionales (algunos poco sospechosos de izquierdistas o chavistas, como lo es el Centro del expresidente Carter). Las cifras del apoyo a Maduro no las conozco tampoco, más eso, nuevamente, no justifica la estrategia de desestabilización reconocida por los promotores de todo esto. Eso no vale para deslegitimar su mandato constitucional. Si eso es cierto, la oposición fácilmente podrá convocar al referéndum revocatorio en el tiempo establecido y podrá revocar el mandato de Maduro. Tampoco entiendo tu argumento de que un tipo “sin educación” pueda ser presidente. No sé de qué tipo de educación estás hablando. Para mí esto es un argumento completamente elitista. Él fue recomendado por Chávez, y te recuerdo que ratificado por el PSUV para estar donde está. En la constitución bolivariana y en la estadounidense se establece el principio de igualdad para los cargos (a excepción de las condiciones de edad y otros requisitos a venir con ciudadanía, inhabilitaciones, entre otros); no hay que ser filósofo rey. Que en Venezuela sea posible que un chófer llegue a ser presidente me parece un logro. En otros procesos constitucionales como el uruguayo, el boliviano y el propio estadounidense (no se nos olvide el presidente Reagan, un actor sin educación, aunque millonario) gente sin lo que percibes como “educación” ha logrado ser presidente. Ese es un argumento de la oligarquía criolla yanquilófila y de telenovela miamense que les corroía ver a un militar taíno y del populacho ser presidente. Sin embargo, y que conste por testimonio de compañeros de la izquierda española que Chávez era un voraz e incansable lector que fomentaba la lectura a todos los ministros del poder popular. Igual les sigue corroyendo la sangre que un chófer y la gente del cerro sean dignificados por un aparato estatal al servicio de ellos y no de la oligarquía criolla. A la oligarquía criolla les corroe la sangre que por primera vez mucha gente tenga acceso a la escuela, a los médicos, a la cultura y hasta la universidad, entre otros procesos de avance como que la renta petrolera sea utilizada en beneficio de la redistribución y para la construcción de nuevas alternativas de comercio internacional.


            Que el gobierno “abuse del poder y dispare a lo loco” es otro criterio subjetivo. Poner orden ante una situación de desestabilización y cuyo propósito declarado es “sacar a Maduro” no es abusar del poder. Es estabilizar los cauces constitucionales y buscar un mínimo de consenso para poder seguir difiriendo en la vida política fuera de la violencia.


            Mi argumento del legítimo uso de la violencia del estado lo puedes interpretar como quieras. Es algo claro y sencillo en toda vida política moderna. Delegamos al estado este uso para garantizar nuestra seguridad colectiva. Es algo que parte desde los tratadistas. Algo que no hago es idealizar la política. En la vida política hay violencia y su uso es la continuidad de la política por otros cauces. No caigo en la ilusión de que un proceso revolucionario va a ser un paseo idílico de paz y mucho menos cuando se trastocan los intereses y privilegios de unos cuantos y de un imperio insaciable de su codicia por el control de bienes energéticos (eso es la lucha de clases incoada por la reacción). En Venezuela hay muertos, el gobierno no lo niega. Hay 10 muertos en todo esto que comenzó el 12 de febrero, y esas muertes tú las adjudicas al Estado, mientras el estado intenta evitar que siga cayendo más sangre y llamando a la lealtad constitucional, en otras palabras, restaurar el mínimo consenso. Yo me sospecho, por otra parte, que son muertes colaterales de un proceso iniciado por gente que pretende dar una imagen de un estado totalitario y viciado por la violencia desmedida. Después de las elecciones del pasado 14 de abril de 2013, hubo 14 muertos. Leopoldo López, María Corina y Capriles Rodonski parecen no acordarse de ellos.


            El movimiento independentista de izquierda en Puerto Rico (incluyendo a los compañeros social demócratas), está compuesto por gente que apoya el proceso de cambio en América latina y no somos ilusos. Claro que sabemos que este apoyo cuesta para alcanzar la independencia, y mucho más cuando los dos partidos de mayoría (y cipayos del imperio en nuestra tierra) y los medios corporativos de la isla están completamente viciados y sesgados a presentar a ese "ignorante sin educación y totalitario Maduro" y cuando todos estos han llegado a su nuevo consenso contra un cambio revolucionario en nuestro país: apoyar a Leopoldo López y su proceso de desestabilización. Lo del miedo a la independencia tiene que ver con esto y muchas cosas más. Creo que lo sabemos muy bien. Varios compañeros del partido me lo han recordado en estos días e incluso ellos recomiendan más visión estratégica con esto. Se difiere, pero incluso ellos saben lo que los partidos colonialistas y sus medios están haciendo en Puerto Rico con esta situación. Por eso es relevante el apoyo manifiesto.


            Tú usas descalificativos como hipócrita, fanatismo, pendejamente, enajenado, me achacas chaquetismo oportunista y conveniente… No tengo pretensión alguna de ser moralista con el lenguaje, pero ya que, igual que el domingo pasado, prefieres comentar lo que publico de Venezuela, te pido de favor, que midas lo que escribes. Yo intento ser respetuoso contigo en todo lo que diferimos. De esta, nuevamente me retiro por cuestiones de tiempo.