martes, 2 de noviembre de 2010

Fin de semana mortuorio

Como muchos sabrán, la fiesta de veneración a los muertos en México es una de gran arraigo popular. Durante el pasado fin de semana e inicio de esta -días cúspide de dicha fiesta-, visité las ciudades de Santiago de Querétaro, Guanajuato y Morelia. Allí, entre todas las elaboradas y coloridas calaveras que se exhiben, incluyendo las particulares ofrendas a los seres queridos -como pollos asados, frijoles, tortillas de maíz, y una larga lista de gustos-, destaca el personaje de “la Catrina”. Pero la Catrina no siempre estuvo allí. Es por eso que a continuación les comento un poco sobre su origen.



“Catrina” significa literalmente bien vestido o engalanado. La representación de esta calavera comenzó a utilizarse a inicios de la Revolución Mexicana, de la cual se está celebrando el centenario. Fue una expresión popular entre los revolucionarios como metáfora de la clase social alta y terrateniente antes de la Revolución. El propósito era poner en ridículo a las damas de sociedad. Ya en la posterioridad se ha convertido en el símbolo oficial para la muerte venerada el 2 de noviembre.

José Guadalupe Posada, fue el primer artista comprometido de América latina. Durante el periodo de inicios del siglo XX comienza su trabajo como caricaturista. Sus imágenes de calaveras buscaban provocar la risa, el llanto, e incluso el miedo, pero sobre todo informar y agitar el ámbito social y político. Su crónica de los muertos de la burguesía y del pueblo llano mexicano, y su crítica a las clases dominantes y el poder constituyen la inspiración para sus grabados de calaveras.

Pero fue Diego Rivera quien llevó este personaje a la cúspide de la fama en su mural “Sueño de una tarde dominical en la Alameda Central” (1948). En este mural Diego se dibuja así mismo de niño dándole la mano a Catrina y justo al otro lado de la Catrina se ve a José Guadalupe Posada (1852-1913). Diego le otorgó un papel central a Catrina en el mural y además le agregó varios elementos a la vestimenta como lo son la estola de plumas en forma de serpiente, un cinturón, su bolsa y la leontina[1]

Detalle del mural "Sueño de una tarde dominical en la Alameda Central" por Diego Rivera, 1948.
Hoy día, muchos artesanos y artistas en general utilizan una diversidad de medios para representar a la Catrina. Por ejemplo, algunos la personifican y otros las preparan en esculturas trabajadas con la técnica del pastillaje, algunas pintadas con engobes de colores y otras pintadas con pinturas acrílicas o vinílicas. 



[1] Cinta o cadena colgante de reloj de bolsillo. (RAE, 22da ed.)

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