sábado, 17 de diciembre de 2011

De los ‘periódico-listos’ y su alianza con los destructores del ambiente


Sólo cuando
el último árbol esté muerto,
el último río envenenado
y el último pez atrapado,
te darás cuenta de que no
puedes comer dinero.
Sabiduría del pueblo y un mural en el RUM

            El viernes, 16 de diciembre de 2011 El Vocero de Puerto Rico publicó un artículo titulado La isla del no. El mismo complementó su titular de portada que podía leer: La Isla del no:‘Ambientalistos’ se quejan hasta de los molinos. Pero además de complementar dicho titular e intentar ridiculizar al pueblo que lucha, el artículo es una reiteración de la alianza entre el capital que destroza y roba la tierra puertorriqueña y los medios de comunicación corporativos.


I
            El jueves, 14, en horas de la mañana, un grupo de jóvenes entró a los terrenos agrícolas donde se pretende instalar alrededor de unos cuarenta molinos de viento. En un acto de desobediencia civil, los jóvenes impidieron, con sus cuerpos, que la maquinaria pesada, que se prestaba a realizar labores relacionadas con dicha instalación, pudiera continuar su paso. Por este motivo la Policía de Puerto Rico decide arrestarles y radicarles cargos por incumplimiento del Artículo 208a (conocido como el “Anti Tito Kayak”). Dicho cargo fue desestimado el viernes, 16. De todos modos la portada y el artículo ya estaban listos desde horas de la madrugada. 



II
            El mensaje que busca transmitir dicha portada y artículo podríamos debatir que es el siguiente: en Puerto Rico hay un sector que “protesta por todo” y hasta por cosas que son “verdes” y en beneficio del ambiente.
            Ahora bien, analicemos primeramente el asunto de la protesta. No se trata de protestar profesionalmente y con consignas sin sentido, sino que se trata de cuestionar la viabilidad de dicha instalación en terrenos agrícolas; así sea de una cuerda o quince. Dichos terrenos son importantes para la decadente producción agrícola en el país y no podemos permitir que la empresa Pattern Energy haga negocios con la Autoridad de Energía Eléctrica (AEE) en detrimento de nuestro sustento alimenticio; tan dependiente de la importación mediante el transporte marítimo. Y si hay que recurrir a la protesta y a mantener constante y firme un NO, pues es la única manera de vencer y cuestionar las concepciones de “progreso” que nos quieren vender. Como dice una comunicación de La Nueva Escuela, la ciudadanía: “tiene derecho a preguntar, reclamar, manifestarse y buscar la paralización de proyectos rodeados de tantas interrogativas.
            Por otra parte, observamos cómo se escudan detrás de la etiqueta de energía “verde” para ridiculizar a los que protestan y cuestionan. El asunto con dicha etiqueta es que hasta las compañías petroleras, automotrices, de computación, los gaseoductos y hasta la armamentística ahora quieren ser “verdes”. Un día quizás nos vendan una guerra imperialista “verde”. A los grandes intereses del capitalismo no les importa cambiarse de etiquetas, con tal de sobrellevar sus crisis. Así es que, por ejemplo, surge en el discurso mediático el manejo de este tipo de etiquetas y de otras que presentan al capitalismo como un sistema que puede ser bonachón.

III
            Más hay que recordar que en Puerto Rico sí necesitamos renovar nuestras fuentes de energía. El petróleo escasea ya y será uno de los motivos del colapso capitalista. Es por eso, que es deseable que sean autoridades de poder popular, las que estudien, planifiquen e implementen este tipo de proyecto relacionados con la energía eólica. No se puede pretender, a la cañona, que la empresa Pattern Energy obtenga un contrato por veinte años con la AEE por más de 350 mil millones de dólares. Lo más probable es que ellos harán la inversión necesaria, pero no es para reducir los costes de luz, sino para obtener ganancias de dicho contrato. Y todo esto, para colmo, sin haber presentado al público el verdadero impacto de las fuerzas del viento en el movimiento de las turbinas y la producción de energía. ¿Será este otro proyecto “verde” como el del traspaso de tierras agrícolas experimentales de la UPR para la construcción de urbanizaciones o centros comerciales? ¿Si el viento no es suficiente se convertirán en un monumento a “mediocridad”?


IV
            En fin, vemos cómo la protesta en nuestro país se intenta criminalizar y ridiculizar. Los titulares de los medios corporativos de San Juan (los ‘periódico-listos’), en un achaque de creatividad o de obediencia a los grandes intereses, muestran su descarada parcialidad hacia los intereses de la Pattern Energy. Los ambientalistas (y anticapitalistas) dicen sí a la autogestión de la energía, dicen sí a la responsabilidad con las tierras fértiles y dicen sí a la propiedad pública de los recursos energéticos. Los medios de comunicación y el capital privado siempre son los que dicen no. De todas, formas se toman el atrevimiento de proyectar a la “isla” como una del “no”.

jueves, 8 de diciembre de 2011

La CELAC y la unidad de las organizaciones independentistas en Puerto Rico


“Sin embargo parecía
que todo se iba a acabar
con la distancia mortal
que separó nuestras vidas.
Realizaron la labor
de desunir nuestras manos
y a pesar de ser hermanos
nos miramos con temor.”
P. Milanés

            Lo poco que se ha comentado en los medios de comunicación digitales en Puerto Rico, sobre la CELAC y su reunión fundacional, ha estado limitado a la no invitación de una misión observadora y a la exigua discusión sobre el colonialismo estadounidense en la isla.[1] Ante estas dos vertientes sobre las que ha girado el análisis de la noticia, presento este escrito con algunas reflexiones del porqué de los dos hechos mencionados.
            Sobre lo primero, cabe recordar que Puerto Rico no fue invitado a esta reunión fundadora por una razón obvia: porque es una colonia de los Estados Unidos. Eso lo sabemos muchos en el país. Por eso muchos pasaron a preguntarse el por qué entonces no invitaron a una misión observadora de los promotores de la independencia de Puerto Rico. El problema, en ese caso, es que no es difícil imaginarse el curso que hubiera tomado la eterna garata entre diferentes organizaciones independentistas por autodenominarse los “auténticos” representantes del movimiento de liberación nacional y todas las revoluciones que se harían después de la misma.
            En segundo lugar, la única mención que se hizo del “caso de Puerto Rico” fue durante la alocución del Comandante Ortega, presidente de la República de Nicaragua.[2] Muchos y muchas se quejan porque fuera Daniel quien lo mencionara. Desde el punto de vista de algunos en Puerto Rico, él asume posturas retrógradas que no ayudan en nada a la consolidación de una revolución social y política en su país. Estoy de acuerdo con muchas de las críticas a Daniel y al FSLN. Habría que preguntarnos, ¿quién entonces queríamos que lo dijera? De seguro Chávez, Raúl y Pepe también son criticables. Pero, ¿estamos en capacidad de exigir? Y es que además Daniel no habló sobre cómo habría que prohibir el aborto o sobre cómo habría que pactar con la Iglesia para alcanzar la independencia del país. No hace falta que Daniel abogue por ello. Para eso tenemos al gobierno y a las iglesias atentando contra los derechos civiles en nuestro país a diario.
            Entonces, a Daniel no le podemos achacar las culpas sobre nuestra incapacidad de liberarnos y mucho menos sobre querer imponer los lineamientos de la futura revolución socialista en Puerto Rico. Él simplemente habló sobre la necesidad de que Puerto Rico forme parte de la comunidad de estados independientes de América Latina y el Caribe. ¡Nada más! Cada cual con su arrebato sobre si queríamos que viniera el mismo Cristo a la reunión de CELAC a hablar de la independencia del país o no. Claro que no quisiéramos que fuera Pinochet o Hitler quiénes se expresaran a favor de la independencia de Puerto Rico. Pero es que los apoyos de Daniel y del FSLN podrán ser criticados por lo que consideremos sus errores, pero jamás serán de la calaña fascitoide-imperialista (sí queserán retrógradas, conservadores, machistas, que no es que sea poca cosa) de aquéllos, sino que son producto de la constancia de la solidaridad hacia nuestro movimiento.[3] A mí por ejemplo, me hubiese gustado que hubiera sido Raúl (y mucho más Fidel; quien como dijera el chino, era el que debería estar ahí), pero de seguro a muchos le hubiera parecido un apoyo también cuestionable. Pero, ¿si hubiera sido el pinochetista Piñera?
            A mí no me cabe la duda de que, si no todos, casi todos los que estaban allí apoyan la eventual incorporación de Puerto Rico a esta comunidad. Desde diversas interpretaciones quisieran que Puerto Rico formara parte de sus propios ejes, pero no hay que olvidar que estos han sido puestos en segundo plano, al menos momentáneamente, para echar a andar esta reunión. Pero en todo caso, es a nosotros a quiénes nos tocará incorporarnos a los ejes que nos correspondan en aras de proteger nuestra revolución independentista y socialista. Serán muchos los esfuerzos que tendremos que hacer para vencer los obstáculos que vendrán por parte de nuestra propia oligarquía y sectores de la burguesía aliadas del imperialismo. Los problemas en todo caso no vendrán porque Daniel cometa errores en Nicaragua (políticos y personales, que de por cierto son -y repito- de una magna gravedad).
            Ya para culminar, y proponiendo una crítica a diversos movimientos, sobre los dos puntos que propuse al inicio del escrito: la no invitación de una misión observadora y la mínima mención de Puerto Rico cabría cuestionarnos lo siguiente. Primero, ¿habrá que continuar con los esfuerzos que años tras años se realizan para que el Comité de Descolonización de la ONU apruebe la ya famosa resolución que nunca llega a la discusión de la Asamblea General? Algunos también se acordarán del famoso Congreso de 2006 por la Independencia de Puerto Rico en la Ciudad de Panamá. ¿Qué resultados se han reflejado de ese esfuerzo de la reunión de los aliados (y de otros que no lo son) del Partido Independentista Puertorriqueño (PIP) en la región? El esfuerzo con aquellos partidos (mayoritariamente los socialdemócratas) no resultó en nada que no fuera más allá del apoyo de los propios partidos. Por ejemplo, de qué sirve el apoyo de la UCR de Argentina (si lo que necesitamos es que Cristina hablara; lo que también, sin duda hubiera sido criticado por algunos). Si queremos que los presidentes hablen (me pregunto si, ¿es lo que queremos?) lo que tenemos que hacer es hablar con los jefes de Estado y de Gobierno de la región.[4]
            La ONU es y debe ser un frente. Los esfuerzos que puedan hacer cada partido o grupo son otro. Pero, ¿acaso no podremos ser capaces, al menos estratégicamente, alguna vez al menos llamar la atención con un esfuerzo propio –que no sea que Chávez, Cristina, Ortega o Piñera digan algo o no–, como lo pudiera ser el III Congreso Pro Independencia, que aglutine a todas las organizaciones e individuos que estaríamos en el esfuerzo de una constituyente de nuestra república? Mientras no seamos capaces de aglutinar y de comprender que de camino a la revolución muchos se quedarán agotados y conformes con la república neocolonial y otros seguiremos hacia algo nuevo, no podremos avanzar en esta dirección. Pero en todo caso, anduvimos juntos hasta un punto. Ese punto ahora debe ser, incluso, imitar la misión de Albizu Campos por toda América Latina, el Caribe y los Estados Unidos recabando apoyos solidarios. Esta misión debe ser producto de una confluencia entre las organizaciones independentistas del país, en la cual nos aprestemos, incluso, a romper el bloqueo que Estados Unidos impondría para que diferentes delegados de otros países lleguen a ese III Congreso.


[1] Es necesario hacer hincapié en que medios alternativos como la estación radial WPAB 550 AM en Ponce, el periódico Claridad y otros han llenado le hueco informativo y de análisis que han dejado los medios corporativos de San Juan.
[2] Ver Ortega: Muy pronto Puerto Rico se incorporará a la CELAC por Tele Sur en http://youtu.be/mdOVZuSUtk4
[3] Para prueba de ello cabe leer esta carta que ese mismo día le escribiera nuestro héroe nacional, Rafael Cancel Miranda. Ver: Gracias, comandante Daniel Ortega en http://www.claridadpuertorico.com/content.html?news=14F6DEBEAF9DA57233321A709DDCEE68
[4] Para lograr esto, en mi opinión, tendríamos que aglutinar una gran cantidad de movimientos sociales, organizaciones político-militares, partidos políticos, individuos… que quieran formar parte del III Congreso Pro Independencia y así tener una representación delegada que obedezca (y no mande); que se encargue de establecer los contactos necesarios para lanzar al Congreso como representante del movimiento de liberación del país ante los jefes de Estado y de Gobierno que conforman la CELAC.

lunes, 21 de noviembre de 2011

El militarismo “inteligente” contra el crimen: una propuesta de la mal llamada “seguridad ciudadana”


Breve reacción a la nota publicada en la edición digital de El Nuevo Día del lunes, 21 de noviembre de 2011, titulada García Padilla reitera su llamado a activar la Guardia Nacional.
            Una vez más salen a relucir las contradicciones discursivas de los politiqueros del patio; en este caso Alejandro García Padilla, candidato a gobernador de Puerto Rico. En su gira mediática para dar a conocer su “plan” contra el crimen, ha dicho que se debería activar de manera “inteligente” a la Guardia Nacional en los puertos, aeropuertos y costas del país para intervenir con la entrada de armas ilegales y drogas a Puerto Rico. Es una lástima que el presidente del PPD no sepa que la jurisdicción de todas las áreas que resaltó recaen sobre las autoridades federales: puertos, aeropuertos y costas. Aunque en todos hay presencia de las autoridades del ELA, las políticas, procesos y mecanismos a seguir se deciden en el Congreso de los Estados Unidos.
            Pero, saliendo del asunto del estatus —relevante y cargado del sentido práctico de lo que es el imperialismo estadounidense y su implicación en el control del tráfico de armas y drogas en la actualidad isleña—, paso a repasar otras vertientes de su discurso. Primero, la calificación de “inteligente” al uso de la Guardia Nacional. Nuevamente se quiere ir allanando el terreno para una eventual intervención de este cuerpo militar del Ejército de los Estados Unidos en un asunto en el cual cuya participación, más que probado está, no es eficaz.[1] Además, volviendo irremediablemente al asunto del estatus, pareciera que García Padilla pretende hacerse el iluso de calificar a las autoridades federales como inocentes en toda la problemática del tráfico de las drogas y las armas. Y es que los EE. UU. de América, tanto sus dirigentes políticos, como gran parte de su sistema económico y político, dependen de la decadencia social que resulta del tráfico de estos males.
La intervención militarista en un problema social no puede ser clasificada de “inteligente”. El problema fundamental de este discurso es que se sigue amparando en los presupuestos de la “seguridad ciudadana”, en los que hay que proteger a un sector de la población —los ciudadanos— de otro sector que no merece la pena poner el esfuerzo en ellos porque simplemente no han “aceptado las reglas de convivencia” —los no ciudadanos—. En este discurso maniqueo, los perjudicados de siempre son las comunidades marginadas, los pobres del país y los que el sistema económico ha dejado de lado porque “ellos se lo han buscado”.
            Su discurso trillado y repetitivo sobre atacar la oferta y la demanda de las drogas y las armas cae ya en lo ridículo. En Puerto Rico, más que policías y militares en las calles —o en el aeropuerto, como si no los hubiera ya— hace falta una revolución social y política que nos lleve a replantear nuestros esquemas de convivencia. Son muchas cosas de las que podríamos hacer mención, mas se hace pertinente volver a enfatizar las siguientes: el sistema de instrucción y la formación de los individuos debe prescindir de los presupuestos del capitalismo imperante en el sistema mundial. Poner nuestro esfuerzo en la instrucción pública, gratuita y de calidad sería un modo de empezar a cambiar las cosas. Ese dinero, que no de forma inocente, se gasta en los presupuestos de los gobiernos para la industria policial-militar, podría pasar a engrosar un proyecto de gran escala de cultura, educación y deporte.[2] Debemos formar ciudadanos para el país que queremos, donde el deporte y la cultura nos remitan lo mejor de la ciudadanía; no la producción infinita, el consumo y el vicio. El sistema capitalista forma consumidores. Hoy día el éxito se mide por el dinero, por los aparatos que consumimos y no por nuestro empeño para formar parte de un colectivo social. De ahí que cuando el miedo se ha apoderado de nuestra vida diaria, cuando ya no somos capaces de mirar los ojos del otro y la otra por temor y cuando ya los niños y niñas, jóvenes desencantados y ancianos hastiados no desean estar en su entorno, un fallo grave ha ocurrido.
            Por otro lado, y para acabar, el juego del sistema político que se autoprotege de los cambios que anhelamos la mayor parte de los puertorriqueños debe ya ser debatido sin tapujos por todos y todas. Tenemos que aprender del otro y la otra, de sus experiencias, de cómo podríamos mejorar la convivencia. Los malotes de la droga no se matan en ninguno de los tres lugares que mencionó García Padilla; se matan los muchachos porque les vendieron un sueño de cartón. En Puerto Rico hay un sistema oligárquico de partidos y económico que se protegen a ellos mismos y que no cumplen el rol que su propia retórica bonachona e infantil le ha asignado. Aspiramos a un cambio donde la democracia sea una palabra que cobre sentido, más allá de la falacia electoral de los cuatro años y donde no nos vendan sueños de empresas militaristas porque eso sólo empeorará las cosas.


[1] Aquí pues, con las posturas en torno al uso de las FF. AA. Para asuntos de orden social, observamos que quienes se presentan como corderos, cuando desentrañamos su discurso es similar al de la elite de la derecha neoconservadora en el país. Por tanto, ambos partidos, con posibilidades de dirigir el gobierno, son el juego de una misma facción clasista e interesada.
[2] Aunque parezca una añoranza lejana, para mí la referencia y el ejemplo sigue siendo la gran campaña alfabetizadora de 1961 en Cuba. Hoy en día podríamos tener a miles de profesionales, técnicos, y maestros de los oficios que, con una renta básica, se esmeren por ir a donde haga falta y donde el sistema haya dejado rezagados, para enseñar a pintar, música, matemáticas, deportes, ciencias, entre otras miles de cosas.


lunes, 7 de noviembre de 2011

Algunas falacias discursivas de la presidenta de la Cámara de Representantes


            Con la publicación de los datos de una encuesta de El Nuevo Día sobre la evaluación ciudadana del desempeño de la Asamblea Legislativa, vino el mar de reacciones. Una de las más llamativas, también reportada en dicho diario, es la de la presidenta de la Cámara de Representantes, Jenniffer González.[1] Recurriendo a técnicas discursivas cargadas fraude, la representante González, una vez más, pretende concebir una opinión pública llena de engaños.
            Primero, ella parte de un análisis en el que los ciudadanos terminan expresando su “frustración […] con todos los políticos” a causa del factor económico. Esto simplemente es un derroche de simplicidad; propia de quien subestima la capacidad analítica de la ciudadanía. Su explicación es una que busca racionalizar toda la vida política vinculándola al elemento económico. Si bien es cierto que la economía ocupa una parte importante de nuestra vida política, no deja de ser significativo el reconocimiento de otras áreas en el manejo de la misma, como son: los modos de trabajo, la presentación y el debate de ideas (de la ideología) en su carácter sistémico, la comunicación y los canales de los diferentes tipos de representación (autorización, la rendición de cuentas, la descriptiva, la simbólica y la sustantiva).[2] Su esquema, para colmo victimista, la lleva a concluir que ellos —los políticos— son los que pagan las consecuencias “de tener una economía que estaba en picada y que ahora se está levantando poco a poco”. La representante, con su análisis de los datos, no da a entender (y no toma en consideración otras vertientes de análisis) lo que puede haber de implícito en todo esto. La gente no está sólo frustrada con los políticos, sino que también lo está con un sistema que constantemente cae en una “crisis” cíclica para que los dueños del capital se hagan más ricos, mientras los políticos protegen sus intereses con los supuestos ajustes y “medicinas amargas” que termina pagando el resto de los mortales.
            Pero su nauseabunda retahíla de excusas baratas no llega hasta ahí. Prosigue con un ataque frontal a la ciudadanía. No siendo el colmo su retórica carente de contenido, recurre a recriminarle al pueblo por una supuesta ignorancia, su falta de entendimiento y conocimiento. Cito: “y es que esas medidas que se han tomado el pueblo no las entiende”. Prácticamente, ella asume una postura de sabia ante el pueblo “resentido”. Su discurso asume una postura desde el pedestal del conocimiento y su arrogancia implícita. Ella sí las puede entender, pero el pobrecito pueblo es incapaz y por lo tanto, no entiende lo que el conjunto de sabihondos hace en la magna Asamblea Legislativa. Ella cree que el pueblo sólo es capaz de entender el idioma del dinero —“cuando hay dinero, cualquiera gobierna”— e incapaz de entender que el sistema económico-político está es una etapa de adaptación de supervivencia, en la cual los ricos se siguen beneficiando a costa de la alianza interesada de políticos y oligarcas. Como ejemplo de ello podemos reflexionar sobre cómo en la Unión Europea se sigue especulando con el bienestar del pueblo de los países de su propia periferia para entender la crueldad del sistema capitalista y su proceder inhumano.
            Para culminar, la representante sigue creyendo que mediante la fe se cambian las cosas en el proceder de lo económico-político. Cito: “[…] pero yo tengo fe en que van a seguir cambiando y mejorando según se vaya viendo el resultado de las iniciativas que se han levantado”. O sea, que por su fe, todos nos tenemos que sentar a esperar a que las cosas cambien. Aquí se puede observar otra muestra de cómo la religión, con su discurso inmovilista sobre la vida política, promueve la inacción y a vivir de la fe que se tenga. Después pretenden darnos lecciones sobre cómo se separa la religión de los asuntos del Estado y el gobierno. En fin, tenemos que demostrar que las ciudadanas y los ciudadanos somos seres pensantes y que tenemos la capacidad de demostrar cuál es el sentir respecto a los políticos y a la política en general, sin necesidad de que se nos interprete meramente como consumidores o se nos tilde de no entender. ¡Entendemos y actuamos individual y colectivamente, no como consumidores!


[1] Ver: Muñiz García, A.Y., Legislatura carga con la frustración del pueblo, El Nuevo Día, http://goo.gl/G2PT7.
[2] Ver: Pitkin H. (1967) The Concept of Representaron.

viernes, 28 de octubre de 2011

Ante el cierre del Departamento de noticias de Radio Universidad


            Una vez más, la administración de la Universidad de Puerto Rico (UPR) recurre a la obcecación contra un medio alternativo de comunicación, que es parte del desarrollo integral de la universidad y es más que una contribución a la comunidad. Más bien, es una muestra de que lo que se produce en la UPR es un bien que no le debe pertenecer a un sector intelectual privilegiado, sino que es de todos los puertorriqueños y puertorriqueñas. Observamos que, recurriendo a la lógica capitalista del mercado, los administradores de la UPR que incidieron en esta decisión, alegan que la sección informativa confrontaba problemas de audiencia.[1]
            Esto se ve en un marco en el que también otra publicación alternativa, el periódico Diálogo, ha pasado por una reestructuración que ha incluido despidos de sus puestos directivos ante aparentes reformas venideras. Parece haber sido el principal elemento de molestia de los administradores de la UPR que, durante la pasada huelga, este foro ofreció sus páginas para el debate crítico constructivo y destructivo sobre lo que estaba sucediendo en los 11 recintos.
            Desde los centros de poder en la UPR, no sólo se sigue abogando por el desmantelamiento caprichoso de dicho centro educativo, sino que se quiere desmantelar toda una infraestructura que provee de información crítica contra esos mismos sujetos de poder en la sociedad y la estructura de educación pública. Para colmo, después serán capaces de darnos sermones sobre la libertad de expresión y el derecho a la información. Muchos harán referencia a que la gente ya no escucha este tipo de secciones informativas, que no lee ese tipo de publicaciones y que prefiere estar de chistes y chismes todo el rato en sus carros (en los que tristemente muchas puertorriqueñas y puertorriqueños tienen que pasar más tiempo que en sus casas).
            Este tipo de argumentos, como al que hago mención, sólo tiene su fundamento en un prejuicio de subestimar al radio escucha y al lector y lectora del país, aludiendo que no le interesa recibir información de calidad. Justificándose en una modernidad/postmodernidad rápida, desarrollista, ligada al crecimiento infinito y alejado del compromiso se tiende a lo superficial. Por una parte este tipo de argumento puede que tenga razón en cuanto a la audiencia y lectores. Es poca la gente que escucha y lee este tipo de medios. Pero, ¿acaso esto significa que no les interesa o que prefieren las programaciones cada vez más superficiales? ¿No será que desde el espacio público no se fomenta y educa críticamente a favor de este tipo de medios de comunicación? Como comenté al inicio, las respuestas que nos dan son siempre las ligadas al sistema de consumo capitalista. Si no se escucha es porque no sirve y por lo tanto, hay que dejarse llevar por la corriente del mercado, dirán.
            Sin embargo, a nadie se le ocurre aumentar la cobertura de las frecuencias de Radio Universidad, a nadie se le ocurre distribuir mejor el Diálogo y a nadie se le ocurre legislar sobre los medios de comunicación. Claro, esto último por dos razones. Primero, porque el poder legislativo no nos da para ello y segundo, porque si lo tuviéramos ya muchos alarmistas alzarían su voz de denuncia (en estos momentos silenciada) contra el supuesto control totalitario de los medios. ¿Por qué esos alarmistas que se pasan trayendo el viejo discurso de las repúblicas “bananeras” no alzan su voz contra estos ataques al derecho a una información de calidad?
            Desde las instancias de poder sigue prefiriéndose que consumamos noticieros importados, chatarrita insularista y más anuncios enfermizos. Tenemos que cambiar la forma de ver los medios de comunicación y su papel social. Mi llamado es a exigir más calidad a los medios de nuestras preferencias y a buscar las alternativas que aún quedan en estaciones radiales, televisivas y escritas. No podemos permitir que arbitrariamente nos sigan robando espacios para privatizarlos y hacer de palancas a otros intereses. Para terminar, lanzo esta pregunta ¿por qué el barrendero, ama de casa o el policía no son dignos de información de calidad? En fin, no podemos dejar que nos subestimen como lectores, radioescuchas y televidentes.


[1] Según informa Noticias 24/7, el director de COPU, Eliseo Colón, la gerente general de Radio Universidad, Yolanda Zavala y la ayudante especial de la rectora Ana Guadalupe, la profesora Nora Soto, fueron las que informaron esta mañana a los empleados del Departamento de Noticias de la radio estación el cese de los programas de noticias.

miércoles, 5 de octubre de 2011

Las corrientes discursivas en torno a la seguridad ciudadana en América Latina


Nota del autor
Reacción al artículo de opinión de Miguel Ángel Bastenier, “Lo peligroso de ser latinoamericano”, publicado en El País del 5 de octubre de 2011.


          En este escrito vemos como el señor Bastenier reproduce los principales mitos de la corriente de pensamiento politológico y sociológico, a la que se le viene denominando el discurso de la seguridad ciudadana en América Latina. Cuando se refiere a la “[p]obreza y desigualdad” como los “ingredientes habituales de esa inseguridad ciudadana”, asume que estos factores son generadores de violencia (aclara que no decisivos), y por eso los incluye en la agenda del tópico de seguridad y violencia. Lo lamentable es que este tipo de discursos no consideran esa “pobreza y desigualdad” como problemas por sí mismos. También se crea una especie de dualidad ciudadana que tiene como objetivo la creación de un enemigo “interno”, al que despojamos de su ciudadanía por ser “pobre, violento y criminal”. Todo esto a consecuencia de la sustitución al discurso del “enemigo externo” que imperó hasta la década de los noventa.

            Además, se nota su obsesión por lo que se llama el hecho concreto y a la cifras, cuando recurre al ejemplo de la “debilidad del alumbrado” en Maracaibo. ¿Es que acaso iluminando una plaza y poniendo seguridad 24 horas en ella se eliminan las causas, los motivos y por tanto se erradican las ganas, necesidad de materializar la violencia a través del delito? (Moriconi, 2011). Por añadidura, asume el prejuicio clásico hacia la pobreza; criminalizándola. ¿Es que acaso son sólo los pobres los que cometen actos de violencia en América Latina? ¿Para cuándo tomaremos en consideración las cifras de corrupción, de los millonarios narcotraficantes, lavadores de dinero, asesinos traficantes de armas y contaminantes de nuestro medio natural?

            En cuanto a los criterios de veracidad, que impulsan unos modelos de vida de forma institucional, el autor no los cuestiona. Ni tan siquiera los relaciona a la violencia subjetiva del hecho en su análisis (que es lo que las corrientes el pensamiento hegemónico intenta imponer).[1] Esto a su vez le lleva a la contradicción de decir que a pesar de los éxitos de la “reducción de la pobreza más extrema” en Venezuela, la ciudad de Caracas se ha convertido en una de “las más inseguras”. Según el discurso que él mismo asumió, esto no debería ocurrir ya que el delincuente no volvería a delinquir una vez superada la desigualdad (Moriconi, 2011). ¿Qué es lo que pasa en estos casos? ¿Por qué nos seguimos enfocando en lo horrendo y no entramos al análisis de las dislocaciones de los modelos y estilos de vida que se imponen hegemónicamente? Esos mismos modelos de vida, que nos recuerda Moriconi, que son espejismos del sistema de la sociedad den consumo.

            En fin, mi exhortación autocrítica es a desmitificar el tema de la violencia y la llamada seguridad ciudadana en América Latina. Criminalizando la pobreza, asociándolas directamente a la violencia es una herramienta peligrosa de la ideología que intenta naturalizar el individualismo-capitalista. En fin, que todo el esquema de neoliberalización que se ha venido observando en América Latina sigue más que todo empeñado en naturalizar la sociedad de consumo, creando unas expectativas individuales que no se sostienen ni tan siquiera en los países del norte opulento.


[1] Esta obsesión con el hecho subjetivo, descarta que además haya violencias objetivas en dos aspectos: la simbólica y la sistémica (Žižek, 2009:10)

martes, 27 de septiembre de 2011

Sobre el nacionalismo hispanófilo y de otras confusiones

Nota del autor
Este escrito es una breve reacción a la columna “Colonia y colonizados”, publicada por Fufi Santori el día lunes, 26 de septiembre de 2011 en la versión digital de El Nuevo Día, http://goo.gl/iquEP.

            La columna a la que hago alusión no presenta nada nuevo respecto a las opiniones de su autor: Fufi. Más bien, es una reiteración de lo que ha venido siendo su corpus ideológico y su forma de presentarlo durante mucho tiempo. A veces, nos atormenta con sus personajes de la “bachatita” en un bar; donde se encuentran el anexionista, el autonomista y él; claro, como la vanguardia del pensamiento independentista del siglo XXI. Hoy, nos vuelve a atormentar con su conservadurismo y su visión por demás, debatible y cuestionable de los conceptos a los que recurre.

            Este tipo de escrito fue y es, además de germen de tormentos, fundamental para muchas de las ideas que rubricaron aquellos postmodernistas que, durante la década de 1990 y a inicios de la de 2000, protagonizaron intensos debates en El Nuevo Día, Diálogo, Claridad, OP. CIT., debates, y otras revistas, periódicos y libros. Es un típico ejemplo de lo que ellos llamaban, desde su giro lingüístico, el neonacionalismo-conservador. Pero vale aclarar que también debiera preocuparnos, y mucho, a aquellos que queremos pensar la cuestión política —incluyendo el asunto de la nación—, social y económica desde una izquierda que resiste mientras transforma y decoloniza sus ideas.

            Es por eso que propongo analizar y criticar el texto en cuestión en torno a cuatro grandes temas:
1.      El poder/saber que se adjudica Fufi para caracterizar a la nación
2.      Su añoranza por el colonialismo español-benevolente
3.      Su obsesión, recurrente y cansona, con la ciudadanía desnacionalizante
4.      Algunas sacralizaciones y contradicciones

I.

            En primer lugar, uno de los elementos que más llamó la atención en mi lectura es el poder/saber que se adjudica Fufi para caracterizar a la nación a su antojo. No sólo sugiere que lo que constituyó una amenaza contra “nuestro idioma español” lo es y será siendo por toda la eternidad, sino que afirma que “nuestras ideas, creencias y costumbres obviamente hispanas”, que son parte “del desarrollo de nuestras raíces étnicas”, también están amenazadas. Entonces es aquí que cabe hacerse las primeras preguntas. ¿Está el español amenazado en Puerto Rico? Y si lo está, ¿por quién? Y si el español es una parte constitutiva y esencial de la nación, ¿entonces no son puertorriqueños/as las segundas y posteriores generaciones de emigrados a Chicago, Nueva York, Hartford; y ahora, Orlando y Tampa que no lo saben o lo hablan como él quisiera? ¿Por qué son “obviamente” hispanas nuestras costumbres? Su discurso termina siendo tan conservador respecto a la hispanidad, que ni tan siquiera recurre a la historiografía oficial de la década de 1950, en la que se hicieron esfuerzos patentes para resaltar el elemento taíno de la “gran familia” en obvio detrimento de la negritud africana. Resumiendo, todo lo que no sea “obviamente” cultural y étnicamente hispano no es relevante para la identidad nacional puertorriqueña. Lo sorprendente sigue siendo su estupenda capacidad de restar y eliminar, en un par de tecleados, elementos de las culturas e identidades puertorriqueñas.

II.

            Fufi, en su hispanofilia recalcitrante, no muestra ninguna vergüenza al caracterizar como benévolo el colonialismo español frente al estadounidense. Cito: “Tanto los españoles como los anglosajones eran imperialistas[,] pero el coloniaje español al fin del siglo 19 nos sojuzgaba s[ó]lo políticamente siendo obvia nuestra afinidad cultural por el compartir un mismo idioma, sistemas jurídicos y económicos[,] as[í] como credos religiosos y costumbres” (las cursivas las he puesto yo). Fufi no parece querer tomar en consideración que para que en el siglo 19 hubiera eso que él llama la afinidad cultural, tanto en ese siglo, como anteriormente, no sólo hizo falta la exterminación, sino que hizo falta esclavizar y mal gobernar a un pueblo. Su relato no cuenta ni tan siquiera con el retraso y explotación que esos credos y costumbres —en clara referencia al catolicismo— implicaron para sus tan añorados sistemas jurídico y económico. Pareciera ser que la imposición de la encomienda, la libreta del jornalero, la inquisición y la supresión de prácticas religiosas, los compontes, el mercantilismo, la agro-exportación, los azotes, la negación a la educación y una inmensa, enmendable y debatible lista no son agresiones culturales, políticas y de otro tipo. Al fin, que “s[ó]lo nos sojuzgaba políticamente”.

III.

            Pasando al tema obsesivo, recurrente y cansón de Fufi —la desnacionalización de todos nosotros—, baste notar cómo de un plumazo nos desprende de la identidad puertorriqueña. Fufi piensa, y así lo hace entrever —desde mi interpretación— en todos sus escritos que el 1917 es el año trágico, sustituyendo el que en la historiografía puertorriqueña de diversas corrientes ha sido el 1898.

            Para él, todo “colonizado” está desnacionalizado prácticamente, siendo voluntad propia, por no deshacerse del dichoso documento de ciudadanía. Por ser ente jurídico y político de segunda del Estado imperial ya estamos todos “desnacionalizados”. Para él, el elemento jurídico y político que llamamos Estado (y su ciudadanía) también es constitutivo de la identidad nacional. Por lo tanto, la nación no es nación en cuanto no se constituye su Estado. Él se posiciona en el panóptico y dice: “Aquellos que tienen ese documento no son puertorriqueños. Yo, como me deshice de la falacia jurídica y política que esa ciudadanía representa, sí lo soy”.

            No siendo el colmo esto, Fufi nos clasifica, como si el primero no fuera suficiente poniéndonos otro carimbo a dos grupos. El primero es la “fábrica que atesora” la ciudadanía y el resto que acepta “la inferioridad porque les conviene”. A tal atrevimiento y ostentación de sabiduría nacional llega este señor. O sea, que aquellos independentistas, nacionalistas o no, de diversas tendencias, de izquierda a derecha o como le queramos llamar, son todos unos oportunistas por el mero hecho de no renunciar a la ciudadanía estadounidense. Para él, todo se reduce a ese fetiche. Un fetiche que es relevante en la cuestión política, jurídica y económica, pero que constituye nada en cuanto a la identidad nacional. O, ¿acaso se han desnacionalizado —lo que quiera decir esto— nuestros familiares por vivir en Tampa? Fufi está muy equivocado. El Congreso federal no se “aseguró” nuestra lealtad ni la de muchos compatriotas por la imposición de la ciudadanía. Tampoco nos quitó la capacidad de luchar —como sea que entendamos este clisé— contra el sistema económico, jurídico y político. Sí hay trabas, sí hay enredos, sí hay contradicciones, pero no es un factor limitante para hacer lo que haya que hacer y mucho menos para asumir la identidad que queramos.

            Todo su análisis gira en torno a la ciudadanía. Ni por asomo toma en consideración factores estructurales como el económico, la salud, la educación, el flujo migratorio y una larga lista de factores debatibles. Claro, era de esperar, si añora el sistema económico del siglo 19 que no tomara esto como un elemento de análisis (someramente lo hace al final, aunque sin crititcar de raíz el sistema capitalista). En otras palabras, Fufi no tiene la capacidad/poder de saber las múltiples identidades que pueden tener los puertorriqueños y puertorriqueñas. Yo por ejemplo, no quiero compartir su construcción hispanófila y racista. Es muy fácil despachar un asunto tan complejo así, Fufi.

IV.

            Esto nos lleva a la última parte de mi propuesta: las sacralizaciones y contradicciones. La primera sacralización/contradicción es respecto a la figura de Pedro Albizu Campos. Dice de él: “para mí, el padre de nuestra patria y nación”. Más sin embargo, según los criterios que Fufi esboza más adelante, Albizu estaba desnacionalizado/colonizado; no renunció a su ciudadanía y fue teniente coronel del Ejército de EE UU. ¿También le convenía? ¿No contaban otras acciones además de su ciudadanía colonial? Si para él las “realidades” se consignan con tanta facilidad, pareciera ser que hasta su procerato se ha quedado desnacionalizado.

            Segunda sacralización/contradicción. Esta es más recurrente y tiene que ver con la figura de José de Diego. Su “ilustre presidente” de la Cámara de Delegados pudiera ser considerado por unos como “un oportunista” (según la propia definición de Fufi) debido a que jugaba con múltiples identidades. Frente a otros hombres y mujeres que se adherían a corrientes de pensamiento y acción radicales contra el sistema tanto económico, como político, de Diego prefirió ser parte del juego de los grandes intereses terratenientes-azucareros y anti-obreros en el país. Oppss, ¿se desnacionalizó?

            La tercera sacralización/contradicción es el desfase que hay entre el comienzo y el final de su escrito respecto al momento que vive “la nación”. La primera oración dice que Puerto Rico “vive su peor momento como nación” debido a la amenaza a lo hispano. Pero, al final se olvida del elemento “nacional”, el que estuvo evaluando durante todo el escrito, para plantarnos que Puerto Rico “vive su peor momento porque, sea en una colonia, una república o un estado federado, el funcionamiento de un gobierno dependerá de la inteligencia, sabiduría y capacidad administrativa de quienes lo dirigen”. De repente, dejó de ser relevante la nación. Por un lado, pudiera decirse que desapareció por completo de su análisis. Aunque por otro, pudiera interpretarse, que no la elimina del todo porque pudiera estar viva incluso en la anexión. Para él ese “peor momento”, que añade que teóricamente pudiera darse dentro de la anexión federada, es debido al mal gobierno. Pero, entonces ¿el “peor momento” ha superado todo el asunto de la desnacionalizción para centrarse en la “inteligencia, sabiduría y capacidad” de los gobernantes? Al final, dice que la crisis neoliberal (fíjese que en ese caso deja el espacio abierto para otras adaptaciones “bonachonas” del capitalismo), se resolverá con la reivindicación de la “ciudadanía y nacionalidad puertorriqueñas”. Aquí personifica al ente jurídico y a la nación, los cuáles, pareciera ser que por sí solos, resolverán la crisis del mal gobierno. ¿Por qué no tomar otros elementos de análisis junto con las identidades?

            Fufi, por cuarta y última sacralización/contradicción, sigue confundiendo dos conceptos básicos. Parece que su educación desnacionalizadora (¿en inglés?) y todóloga constantemente lo lleva a tomar por sinónimos ciudadanía y nacionalidad. La ciudadanía, el ente jurídico, lo podremos tener cuando tengamos un Estado que lo avale, y no será incompatible con otros documentos; según lo podríamos acordar con los Estados que quieran. Por otro lado, la nacionalidad ha estado y estará ahí, aunque para mí gusto no como la conceptualiza e instrumentaliza Fufi. La nación es un elemento revolucionario cuando no se totaliza ni se define con amarres de cien varas. Es un espacio de identidad que se transforma y que debe estar abierto a múltiples vaivenes para sumar y construir, no para clasificar cuál si vacas fuéramos.

martes, 30 de agosto de 2011

La sala y el pasillo

            Lo reconozco. Soy y seré un prepa eterno. Hoy, por primera vez, intentando retomar una rutina de estudio en la biblioteca, visité la Biblioteca General José M. Lázaro de la UPR-RP. Me sentí entre a gusto y perdido entre el algaretismo cool de los perros que son ratones de biblioteca, las reuniones en las mesas y los que hablan solos mientras caminan.

            Por intuición caminé hasta el fondo del pasillo de entrada. Ahí estaba la Sala de América Latina y el Caribe. Entré y me senté en la computadora con acceso al catálogo digital; muevo el ratón y escribo. No llevaba ni un minuto cuando ya tenía a la bibliotecaria a mi lado. Lo que pensé era un acto de amabilidad y entrega al estudiantado se convirtió en un delirante atropello. Así que en menos de dos minutos ya estaba afuera. Terminé comprendiendo por qué la sala estaba vacía y por qué la hija del ex gobernador lloró el fatídico día que decidió entrar allí.

-¿Qué tú haces aquí?

-Pues estoy haciendo unas búsqueda en el catálogo de algunos libros que me puedan interesar sobre esta temática.

-¿Pero qué tú haces? ¿Qué tu buscas? Eso lo puedes hacer desde tu casa.

Le dije: “Sí, lo sé. Lo que sucede es que aprovechando que decidí venir precisamente a la biblioteca pues lo buscó aquí”.

-¿Pero qué haces? Eso no es así (me quitó el “mouse”). Eso no se busca así, tienes que hacer esto, esto, esto y esto y además no escribas en el catálogo en español. Tienes que escribir en inglés.

-Muchas gracias.

            En ese momento pensé que se iría de mi lado y que por fin podría hacer la búsqueda. Pero no. Se quedó allí observándome.

-Así no se hace, te dije. ¿Pero que tú estás buscando? ¿Qué haces aquí?

-Muchas gracias señora. Adiós.

            Me levanté, salí a respirar y a caminar.

            Ante una sala bibliotecaria vacía, en clausura y con barrera humana incluida, decidí irme al “lobby” del REB en busca de algo de aire y donde pasar la ira; algo así como los pasillos de Chardón en el RUM.

            Ante las salas clausuradas y vacías, hubo un “lobby” abierto al conocimiento y debate. Rápido recibí las hojas que reparte el maestro retirado. Hablé con él por unos quince minutos sobre las falacias de la economía sustentable-sostenible, sobre el poder de los Rothchild, sobre las privatizaciones globalizantes, sobre el militarismo, la economía cubana y la crisis del capitalismo global, entre otros temas.

            La charla alegró mi tarde. Sus fotocopias son muy parecidas a las que prepara un personaje que solía ver mis en mis primeras visitas a la UAM. Este iba de forma esporádica a repartir sus cuartillas escritas con el flujo de consciencia. Recuerdo aquello de la “república estalinos-laica-etarra-monárquica”. Son aquellos que solemos llamar los “loquitos-genio”. Pero, que en todo caso son aquellos que han recuperado la cordura y han abierto su mente al compartir a través de la lectura, la escritura y la charla. En cambio, la biblioteca de la razón seguirá cerrada por una barrera humana.

sábado, 27 de agosto de 2011

Cuando me iba…

            Hoy por poco me iba de Puerto Rico, pero el destino e Irene me devolvieron a Piñones. Allí, como si de una llegada se tratara, recargué energías para una semana más. ¡Y cuánta energía y sabor!

            Un sábado, al mediodía, se pueden escuchar y ver las sonrisas más hermosas del país. Demás está decir que se pueden escuchar las conversaciones más interesantes.

El musicólogo

-Oye, ¿esa estación que tienes puesta es la Z? ¿Tú te acuerdas de cuando Óscar de León le hacía los coros a Daniel Santos? Yo tengo un video de eso. Daniel nació en Trastalleres, en la Calle Aguacate, que todavía está por ahí.

Las maestras retiradas

-Oye, ¿dónde estará Vega Borges?

-Pues… algunos dicen que está de vacaciones (en un crucero), otros que se fue a hacer una cirugía plástica y hay gente que dice que está muy enfermo.

-Yo creo que nosotras le dimos clase en octavo grado.

-Pues tendría que ver las fotos de mis grupos. Las tengo todas y las guardo con mucho cariño.

-Mira pa’llá chica como están esas hormigas bravas ahí. Esas sí que pican; son colarás y bien bravas.

            La otra maestra se quedó como si no fuera con ella el asunto. No estaba dispuesta a abandonar el banquito hasta que tuviera asegurada otra silla. Las hormigas, en todo caso, no le picarían. Ella estaba muy segura de ello. Pero en tanto, su compañera, de aquellos años en que el libro de estudios sociales de tercer grado estaba un poquito menos sesgado, tuvo aseguradas dos sillas, se paró como si tuviera un resorte.

-¡Uy fó’ qué peste! Debe de haber un pozo muro por allí.

-Ese es el olor del mangle, riposto la otra.

-¡Uy fó’! ¡Apesta a pozo muro!

            En eso, se metió un señor que acompañaba a una señora empecinada en sacarle la crema al coco con el dedo y dijo: “Allí hay una letrina, señora”.

            ¡Ave María! ¡Qué peste! Cuando nos den las alcapurrias arrancamos.

            El señor entremetido y con gafas dijo: “¿Usted no se acuerda de la peste de su juventud?”

            La señora se hizo la desentendida.

Los analistas políticos

-Tomy ya le tiró la toalla a Arango. Él siempre le tira la toalla a to’s los malos.

-Sí, esas fotos están brutales. Eso es como el ojo de un huracán. ¡Una cosa grande y pelú’a, diría Susan!

La boba

            De repente, vino la vendedora de lotería tradicional.

-¡Viene, viene! ¡Llévate, llévate para el miércoles y para el millón! ¡Traigo la boba, ya llegó la boba!

-Dame cinco pesos de los del millón.

-¡Viene, viene! ¡Pa’l miércoles y pa’l millón! Chequea tus pedazos con la boba.

-Chica pero ven acá, ¿qué es eso de la boba?

-Pues esos son los números premiados. Es la boba porque la lista soy yo. ¡Viene que traigo la boba!

-Mera, chequeame estos pedacitos en la boba.

-¡Ave María! Este billete me lo pidieron, pero no me acuerdo quién fue, dijo esforzándose por recordar dónde había anotado aquel nombre.

           Y de repente el niño.

-¡Papi, por favor dame las llaves! ¡A mí no me gustan las alcapurrias! ¡Quiero agua de coco! ¡Ummmm… qué rica está! ¡Señora! ¡Buen provecho!

            De repente la señora dijo que se iba. La lista se fue con su boba y su carpeta de billetes encaramada en la cabeza. ¡Maestra del equilibrio se fue culipandeando!

miércoles, 17 de agosto de 2011

La Noche


Un personaje de Sabana Grande


            Se asomó por la puerta de cristal de la oficina del dentista. Da el saludo de rigor a esas horas de la mañana: “buenos días” y toma el primer asiento. Disfruta del momento en la cómoda silla y el acondicionador de aire. Mira a todos directamente a los ojos; todos lo miran a él y con un miedoso silencio le escuchan.

—Me acuerdo que aquel día llegué a la casa de Teresa. Y me dijo: “baja que voy a hacer algo con Ché que tú no puedes ver”. ¿Saben lo que era? (Nadie contesta). Que le sacó un colmillo (y gesticula con las manos) con un alicate.

—También me acuerdo cuando en la Central le gritamos a Ernesto: “salte que la máquina aplanadora viene”. No nos hizo caso y lo aplastó. Quedó como una sardina.

            El de al lado, con un gran dolor en el “cordal 31” (así le dijo a la secretaria cuando llegó) le preguntó que si eso había salido en las noticias del canal 6. La Noche no contestó. Decidió pararse e irse a hacer sus gestiones diarias. La gente se miró y quedó satisfecha con la pequeña intervención de este singular personaje de la gran sabana a tan temprana hora. Unos quedaron viendo la interrumpida señal digital que ahora nos venden como la panacea en pantalla plana, otros leían el periódico, algún libro, revistas de faranduleo y de alta sociedad mientras que otros sencillamente se miraban las caras.

            Pero La Noche volvió unos quince minutos después. El calor caribeño iba calentando más y más, por lo que un poquito de fresquito no podía venir mal. Repitió el procedimiento: miró por la ventana y entró como en la sala de su casa. Se sentó e interrogó a la señora que estaba cargando su bebé:

—¿Ese bebé es tuyo?

Ella gesticuló que sí.

—Por ese bebé si vas a los cupones te dan doscientos pesos. Con eso puedes hacer una compra grande: arroz, sopas, carnes, de todo. Y si tienes otro te dan más.

            Ella no contestaba. Eso sí, lo miró fijamente a sus claros ojos.

            Ahí entonces sacó de forma muy delicada, como acariciándola, su sinfonía y tocó “Los besos de aquella noche”. El bebé estiró su cuello y buscó de donde venía aquella placentera melodía. La Noche le hizo algunas cucas monas con su mano. Sabía que era su mejor oyente en aquella sala.

            Cuando culminó con su típico “¡Wepa!”, le preguntó a la chica si el bebé cumplía años hoy. Ella le contestó con otra pregunta: “¿Qué cuántos tiene o que cuándo cumple?” Él, haciendo caso omiso a la pregunta, le dijo: “para mí que cumple hoy y por eso le voy a tocar el Cumpleaños feliz”. Y así fue. Cuando acabó la melodía, prosiguió: “puedes comprarle un bizcocho para él y la familia. Te los hacen por veinte pesos en Minillas. Tú pasas el palo de mangó y preguntas por ahí por la señora. Todos la conocen”.

—A mí no me compran ya bizcochos porque yo ya mismo me muero. Ya hablé con Avilés y con Avellanet para que me entierren para’o. Ellos me van a hacer el favor. Necesito que sea así porque si me acuestan no podré tocar la sinfonía.

miércoles, 10 de agosto de 2011

De cuando se “hace lo que hay que hacer”

          En estos días hemos sido testigos de cómo el presidente del Banco Gubernamental de Fomento (BGF), el señor Batlle, y el gobernador de Puerto Rico, el señor Fortuño, se han presentado ante los medios de comunicación como los salvadores de las finanzas de Puerto Rico ante el mercado global. Para colmo, han querido presentarse como gestores ejemplares para el gobierno federal. Dice Batlle, en su escrito de opinión, Haciendo lo que hay que hacer: “Puerto Rico está al frente precisamente porque hicimos a tiempo lo que ahora otros estados y países, e inclusive el gobierno federal, van a tener que hacer”.[1]
Las colonias o territorios no incorporados definitivamente dan lecciones a los imperios; sobre todo cuando se ha tratado de las luchas anticoloniales que se han mantenido constantes por largos años. Pero en este caso, y siguiendo las lógicas de los mercados capitalistas adaptados a la especulación financiera, ¿qué hay de ejemplar en qué degraden la clasificación de las Obligaciones Generales del Gobierno de A3 (abril de 2010) a Baa1 (agosto de 2011)? Si te degradan además los bonos de Obligaciones de Pensiones, de la Autoridad para el Financiamiento de la Infraestructura, la Autoridad del Distritito del Centro de Convenciones, El Banco Gubernamental de Fomento, la Autoridad para el Financiamiento Municipal y la Autoridad de Carreteras, ¿es eso ejemplar?
A fin de cuentas estos jueguitos de letras y números no nos atañen a los ciudadanos de a pie. Estas adaptaciones (inventos), son herramientas para generar ganancias a través del mismo dinero y no de la producción. Es impresionante observar como el gobierno colonial, administrado por los que aspiran a anexarse a la federación, utilicen los recursos transferidos para la activación de la actividad económica, y a la vez le acusen de que eso es un despilfarro.  Además, que a causa de esa intervención el gobierno federal profundizó la crisis de su deuda.
Es aún más sorprendente cuando estas “agencias clasificadoras” utilizan como argumento para degradar los bonos de Puerto Rico la situación de la Administración del Sistema de Retiro (ASR). El gobierno colonial, con la sanción y eventual ejecución de la Ley 7, profundizó en la crisis que venía arrastrando la ASR. Despidiendo cerca de 20.000 empleados públicos e incentivando el retiro temprano de otros, se creó un desbalance de ingresos y pagos que cualquier individuo puede ser capaz de identificar. Las letras y números en realidad me valen, pero está cañón cuando ves que los políticos se presentan como héroes de una economía que sigue profundizando en su crisis múltiple y que de seguro se dirige a un colapso.


[1] El Nuevo Día, 9 de agosto de 2011, pág. 45

miércoles, 20 de julio de 2011

Los siete puntos del ELA; y el primero, otra vez

           En estos días, el viejo debate del ELA ha vuelto a resurgir entre los militantes del PPD y analistas políticos en general. Los famosos siete puntos de García Padilla se han difundido y reafirmado a través de diversos medios de comunicación. El 19 de julio, Hernández Mayoral en un escrito de opinión en El Nuevo Día hizo referencia a los mencionados siete puntos que García Padilla, mediante su discurso ante la asamblea, había convertido en la “posición institucional del partido”. [1] En su afán de profundizar en su inmovilismo y posiciones retrógradas dentro del partido, añadió: “Cada uno [en referencia a los siete puntos] está avalado por la jurisprudencia del Tribunal Supremo de los Estados Unidos y son, por tanto jurídicamente indisputables. Por ser la expresión más reciente de la Asamblea, cualquier resolución anterior se tiene que leer o interpretar en el contexto de ésta o considerarse reemplazada por ella”.[2]

            Estas palabras parecerían ser dadas por cualquiera de las divinidades imaginadas. Hernández Mayoral reclama para sus palabras proféticas la inefabilidad más que papal; aquella que le viene dada por ser descendiente de quien otrora formulara la nueva tesis[3]; en otras palabras, se autoproclama en la posición de establecer nuevos dogmas. Claro está, a través de las palabras de Alejandro es decente y ayuda a la gente. Ahora bien, hoy ante los comentarios de Ramón Luis Nieves[4] y utilizando algunos de sus apuntes en su libro Estado Libre Asociado del siglo XXI[5], quisiera plantear algunas ideas e incertidumbres sobre lo que Hernández Mayoral, a través de su marioneta, asume como la tabla de los siete mandamientos de los populares.

            El primero es el más fácil de todos y en él centraré mi atención para esta entrada. Dice: “El ELA se creó mediante un pacto”. El mismo Muñoz Marín el 17 de febrero de 1954, en su mensaje a la Asamblea Legislativa, afirmó que “el E.L.A. no es un E.L.A.”[6] cuando dijo: “Debemos fiarnos en que el nombre del status de Puerto Rico no es el Estado Libre Asociado: ese es el nombre de la criatura constitucional que hemos creado bajo el status”[7].

            Hernández Mayoral recurre al aval jurídico que el Tribunal Supremo de los Estados Unidos ha dado al ELA a partir de diferentes casos desde 1952. Lo que sucede, según la interpretación de Nieves, es que “[l]a normativa constitucional de Estados Unidos obliga a que asuntos de esta naturaleza sean decididos por las ramas políticas del gobierno federal”. Añade que como las instituciones políticas federales se inclinan a mantener la afirmación de que el ELA no cambió las relaciones territoriales, la rama judicial “no se desviará de esa norma (como no lo ha hecho hasta la fecha)”.[8]

            Si algo bueno ve Nieves en las interpretaciones judiciales que se han hecho sobre el ELA es que las mismas han determinado “los linderos de la relación”.[9] Por eso los siete principios del evangelio popular son una mera descripción jurídica del ELA actual —“como está ahora” —; exceptuando, que desde mi interpretación, el pacto no existió, no existe, y en un futuro a corto plazo no existirá.[10] Es por eso que si partimos de la falacia del primer punto, los seis restantes no se sostienen en su totalidad o en gran parte de su planteamiento.

            Para culminar, siempre se puede recurrir a lo básico. La definición de pacto según el Diccionario Léxico Hispano[11] es “concierto o asiento entre dos o más partes || lo estatuido por tal concierto || consentimiento o convenio que se supone hecho con el demonio”. En todo caso, a Puerto Rico sí le fueron trasferidos ciertos poderes mediante la creación de la ley 600, pero no fue mediante un pacto entre dos partes. Todo el proceso constitucional desatado por esta ley no alteró las relaciones fundamentales entre Puerto Rico y Estados Unidos. Por lo tanto, mi interpretación es que no hubo pacto. Y si lo hubo, quisiera que el PPD saque a la luz pública como fueron las negociaciones del mismo y donde están escritas sus bases de igualdad, de delegación de poderes, de los poderes compartidos, cuáles son las cláusulas del comité negociador, de la comisión de resolución de disputas y de lo legal. Un pacto se podría revisar y en mi escrutinio de la constitución del ELA de 1952 no aparece cláusula alguna relacionada con la revisión del pacto. Es como cuando el movimiento anti Internal Revenue Service (IRS) en los Estados Unidos pide que le enseñen la ley que dice que los estadounidenses le tienen que pagar impuestos al gobierno federal en base a los ingresos por trabajo. El IRS —ni ningún miembro de una de las ramas políticas o de lo judicial— no la muestra porque no existe tal ley, aunque por no pagar impuestos al IRS te puedan radicar cargos federales e imponerte una pena de cárcel. Pues así es el PPD. Cuando los puertorriqueños le pedimos que nos enseñe las bases del pacto se niegan. Es muy sencillo. No pueden enseñar lo que no existe.


[1] “La asamblea del PPD”, página 44.
[2] Ibidem.
[3] En 1977, el gobernador Rafael Hernández Colón propone un nuevo giro programático para el “desarrollo del ELA” bajo la premisa de la posibilidad de la ampliación de los poderes autónomos del ELA.
[4] “En entredicho la posición del PPD”, El Nuevo Día, página 22.
[5] Nieves, R.L. (2002). Estado Libre Asociado del siglo XXI. Colombia: Publicaciones Puertorriqueñas.
[6] Ibid., pág. 39.
[7] Ibidem.
[8] Ibid., pág. 56
[9] Ibidem.
[10] El Nuevo Día, 20 de julio de 2011, página 22.
[11] Tomo segundo, W.M. Jackson, Inc., Editores, México, D.F., 1985.