lunes, 2 de mayo de 2016

Retrato de un colonizado/ Sobre el mensaje del gobernador

Si usted desea entender el daño al inconsciente colectivo que ha causado el colonialismo en Puerto Rico, vea el mensaje del gobernador que aquí le adjunto.
Había "salvado las finanzas"
Por una parte desea contar con las herramientas legales que le permitan actuar para paliar la crisis, pero por otro lado es un defensor a brazo torcido del régimen que permite que precisamente carezcamos de ellas. Añade a esto que habla del supuesto "regreso al régimen colonial" sin decirnos en realidad cuándo es que había culminado. Es la subordinación política lo que le permite al Congreso actuar como desee y, claro, siempre teniendo bien delimitados cuáles son SUS intereses.
Así sigue con la venda puesta. El poder legislativo, judicial y el poder ejecutivo federal de los EE. UU. ya reconocen que Puerto Rico es una colonia. Sin embargo, el gobernador sigue sin reconocer la palabra de sus amos para llamarle esclavo. Y va más allá al admitir que todo está prácticamente en sus manos; sin que nosotros tengamos algo que decir. (Que lo resuelva Paul Ryan, ese funcionario cuyo deber no incluye rendir cuentas a ningún puertorriqueño).
Lo de la crisis política, le quedó muy bueno. Puro teatro. ¿Cómo que evitar una crisis política? La crisis política ya está desde que entraron a puro cañonazo a Puerto Rico en 1898. La crisis política ha sido resultado de la acumulación de abusos, de infamia, de deshonra, de destrucción de nuestra economía, de la educación colonial, de permitir precisamente la conscripción de nuestros mejores hijos para servir a sus intereses en guerras que no han sido las nuestras. La crisis política es que no se obedezca el mandato de los puertorriqueños de trascender la imposición actual de parte de los EE. UU. y el déficit democrático que de por sí es definitorio de una colonia. Ya lo de la sangre derramada, pues ni contarlo. Además de la sangre derramada por todo soldado puertorriqueño sirviendo en las FF. AA. de EE. UU., debe recordar muy bien el gobernador que mucha gente derramó su sangre como resultado de la cultura de asesinato impuesta por gobernadores gatilleros que nos enviaban de la América profunda. No había que ir a servirle a las FF. AA. para derramar sangre. Muchos se quedaron aquí y en los mismos EE. UU. dando la batalla y terminaron como Bolívar Márquez en la calle de Ponce en 1937, como Filiberto en Hormigueros en 2005 o como Oscar que lleva 35 años en prisiones federales.
El servilismo y la súplica le delatan como lo que es: un cipayo, lindoro, alzacolas y olimpo de pisapapel.

No hay comentarios:

Publicar un comentario