miércoles, 27 de noviembre de 2013

32 x Oscar en Sabana Grande

Para Angeli, quien como Oscar, es un ejemplo de lucha
            Hoy, un niño de séptimo grado se me acercó mientras preparábamos la carpa para la actividad en pro de la excarcelación del prisionero político Oscar López Rivera en nuestro pueblo, Sabana Grande. Mientras nos ayudaba con la labor, me hizo varias preguntas. Algunas eran sobre quién era Oscar, por qué estaba preso, quiénes fueron sus compañeros, dónde vivía, por qué aún sigue prisionero, entre otras preguntas que seguían conectándose.
            Esto me confirmó que en el niño hay hambre de conocimiento, pero más que todo valor por lo que les cuento adelante. El niño se fue a su casa; me dijo que regresaría por la tarde y así lo hizo. Cuando me vio nuevamente fue a donde mí a hacerme el siguiente relato [que transcribo según me acuerdo]: “Cuando iba de camino a mi casa me molesté. Un señor me preguntó que qué era lo que había en la tarima de la plaza. Yo le contesté que era una actividad por la excarcelación de un prisionero político. Él me dijo: -¡Ahhh! ¡Una cabrona actividad de esos cabrones independentistas! ¡No deberías estar ahí! Por eso fue que me molesté y seguí caminando.” Cuando terminó de hacerme ese pequeño relato me preguntó: ¿Cuánto tiempo es que está la gente en la cárcel? Yo le contesté que aproximadamente unos 32 minutos en simbolismo por los 32 años que Oscar ha estado preso. Añadí: la constancia de Oscar es nuestro ejemplo, no dejes que esas palabras te molesten. Oscar y las otras compañeras y compañeros resistieron el tiempo que les tocó y nosotros no nos molestamos por esas pequeñeces porque hemos resistido cuanto embate el imperio ha planificado. 
            El valor de este niño se confirma a través del simple acto de presencia; entiéndase al preguntar la primera vez y el haber regresado a pesar de que le hubieran presentado la actividad de otra forma. Pudo haberle seguido al juego al señor que infirió los improperios hacia las personas que estábamos organizando la actividad, pero no. Él siguió hacia su casa y regresó a seguir nutriendo su sed de conocer. Hoy ocupamos un espacio público con solidaridad y exigencias, con cultura y compañerismo en la diversidad de nuestro pueblo. Ojalá preguntáramos y habláramos más, como este niño compueblano.

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