El tiempo me ha tendido una trampa nuevamente. Se me ha ido el año sin darme cuenta. Anoche, al acostarme –hace una semana que no lo hacía—, mi mente echó a correr como una cinta de película. Recorro lo que he hecho este año, los lugares que he visitado, las personas que se han quedado en la casa de hospedaje; y siento que todas las escenas son repetidas. Aunque bastante distintas de las escenas que viví por Tepito en el DF, y cuando era batero con Leo Dan. Ya no puedo dormir. Ahora la noche se me da para hacer escándalos y para recordar, mientras bebo mis mezcalitos.
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