Una
vez más, la administración de la
Universidad de Puerto Rico (UPR) recurre a la obcecación
contra un medio alternativo de comunicación, que es parte del desarrollo
integral de la universidad y es más que una contribución a la comunidad. Más
bien, es una muestra de que lo que se produce en la UPR es un bien que no le debe pertenecer
a un sector intelectual privilegiado, sino que es de todos los puertorriqueños
y puertorriqueñas. Observamos que, recurriendo a la lógica capitalista del
mercado, los administradores de la
UPR que incidieron en esta decisión, alegan que la sección
informativa confrontaba problemas de audiencia.[1]
Esto
se ve en un marco en el que también otra publicación alternativa, el periódico
Diálogo, ha pasado por una reestructuración que ha incluido despidos de sus
puestos directivos ante aparentes reformas venideras. Parece haber sido el
principal elemento de molestia de los administradores de la UPR que, durante la pasada
huelga, este foro ofreció sus páginas para el debate crítico constructivo y destructivo
sobre lo que estaba sucediendo en los 11 recintos.
Desde
los centros de poder en la UPR ,
no sólo se sigue abogando por el desmantelamiento caprichoso de dicho centro
educativo, sino que se quiere desmantelar toda una infraestructura que provee
de información crítica contra esos mismos sujetos de poder en la sociedad y la estructura de educación pública.
Para colmo, después serán capaces de darnos sermones sobre la libertad de
expresión y el derecho a la información. Muchos harán referencia a que la gente
ya no escucha este tipo de secciones informativas, que no lee ese tipo de
publicaciones y que prefiere estar de chistes y chismes todo el rato en sus
carros (en los que tristemente muchas puertorriqueñas y puertorriqueños tienen
que pasar más tiempo que en sus casas).
Este
tipo de argumentos, como al que hago mención, sólo tiene su fundamento en un
prejuicio de subestimar al radio escucha y al lector y lectora del país,
aludiendo que no le interesa recibir información de calidad. Justificándose en
una modernidad/postmodernidad rápida, desarrollista, ligada al crecimiento
infinito y alejado del compromiso se tiende a lo superficial. Por una parte
este tipo de argumento puede que tenga razón en cuanto a la audiencia y
lectores. Es poca la gente que escucha y lee este tipo de medios. Pero, ¿acaso
esto significa que no les interesa o que prefieren las programaciones cada vez
más superficiales? ¿No será que desde el espacio público no se fomenta y educa críticamente
a favor de este tipo de medios de comunicación? Como comenté al inicio, las
respuestas que nos dan son siempre las ligadas al sistema de consumo
capitalista. Si no se escucha es porque no sirve y por lo tanto, hay que dejarse
llevar por la corriente del mercado, dirán.
Sin
embargo, a nadie se le ocurre aumentar la cobertura de las frecuencias de Radio
Universidad, a nadie se le ocurre distribuir mejor el Diálogo y a nadie se le
ocurre legislar sobre los medios de comunicación. Claro, esto último por dos
razones. Primero, porque el poder legislativo no nos da para ello y segundo,
porque si lo tuviéramos ya muchos alarmistas alzarían su voz de denuncia (en
estos momentos silenciada) contra el supuesto control totalitario de los
medios. ¿Por qué esos alarmistas que se pasan trayendo el viejo discurso de las
repúblicas “bananeras” no alzan su voz contra estos ataques al derecho a una
información de calidad?
Desde
las instancias de poder sigue prefiriéndose que consumamos noticieros importados, chatarrita insularista y más
anuncios enfermizos. Tenemos que cambiar la forma de ver los medios de
comunicación y su papel social. Mi llamado es a exigir más calidad a los medios
de nuestras preferencias y a buscar las alternativas que aún quedan en
estaciones radiales, televisivas y escritas. No podemos permitir que
arbitrariamente nos sigan robando espacios para privatizarlos y hacer de
palancas a otros intereses. Para terminar, lanzo esta pregunta ¿por qué el
barrendero, ama de casa o el policía no son dignos de información de calidad?
En fin, no podemos dejar que nos subestimen como lectores, radioescuchas y
televidentes.
[1] Según informa Noticias 24/7, el
director de COPU, Eliseo Colón, la gerente general de Radio Universidad, Yolanda
Zavala y la ayudante especial de la rectora Ana Guadalupe, la profesora Nora
Soto, fueron las que informaron esta mañana a los empleados del Departamento de
Noticias de la radio estación el cese de los programas de noticias.
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