jueves, 15 de marzo de 2012

Rick Santorum en Puerto Rico y el inglés como requisito para la anexión

While Puerto Rico continues to be as it is, a colony of a metropolitan power that speaks a different tongue, the language dilemma will never have definitive solution.
-René Marqués


Mi lengua, la única que escucho hablar
y me las arreglo para hablar, es la lengua del otro
.
-Jacques Derrida

            Desde la década de los noventa mucho se ha debatido y analizado sobre el carácter hispanófilo de la resistencia nacionalista en Puerto Rico. Algunos intelectuales como Luce López-Baralt declararon que había que “establecer diferencias entre los puertorriqueños de la Isla y los emigrantes angloparlantes y culturalmente asimilados en Estados Unidos”.[1] Nada más lejos de la realidad. El inglés ha sido y también es parte de nuestra resistencia anticolonial. ¿Qué mejor que ejemplo que la subversiva novela escrita en español por el filipino José Rizal en 1887: Noli me tangere?[2]
            La visita y las expresiones de Rick Santorum, precandidato republicano a la presidencia de Estados Unidos, dan pie a que se reactive el debate sobre la identidad y el lenguaje como elementos de la lucha anticolonial.[3] Por supuesto, que esto debe hacerse sin recurrir a las exclusiones o al puritanismo hispanófilo que muchos profesan con el propósito de anclarse en una lucha que no trascienda hacia el carácter político; muchas veces transformándose en aliados del nacionalismo institucionalizado por el ELA. Santorum, con la característica prepotencia del político imperialista que visita al territorio colonizado, además de buscar dinero y participar del espectáculo de una primaria que no tiene ninguna trascendencia en la vida política del país, ha dicho muchas cosas que merecen ser analizadas.
            Lo primero que ha dicho en una entrevista con El Vocero ha sido lo siguiente: “Hablar inglés es un requisito. Es un requisito para otros estados y es un requisito para ser parte de la unión. Si quieres participar como estado, en unión a Estados Unidos, necesitas participar en el idioma que la gente habla en los estados”.[4] Entonces yo me pregunto, ¿cuál es su propuesta para comprobar que los puertorriqueños no sólo dominan el idioma, sino que son fluidos en él? ¿Nos examinarán antes de proceder a tan siquiera aprobar un proyecto de incorporación territorial o de anexión federal? ¿Habrá una policía política dedicada a velar que hablemos inglés “bien” en las “instancias oficiales”? Sí, porque para colmo y de forma descarada, el imperialista viene a decirnos, con la tierna sabiduría que le confiere el poder paternal metropolitano que el inglés “es el idioma del éxito” y que de todos modos podríamos seguir hablando español en “nuestras casas y negocios”.
            Esto último, me trajo al recuerdo aquella declaración que hiciera el ex presidente de gobierno de España, José María Aznar, cuando afirmó que él hablaba catalán “en la intimidad” de “círculos no tan amplios”.
             
           ¿Eso es lo que quiere Santorum para nuestro español? ¿Qué lo hablemos en los círculos íntimos porque hablarlo en la calle representa una afrenta a la federación anglosajona? ¡Por favor, pero si el gobierno federal nunca ha aprobado legislación alguna que establezca que el inglés es el idioma oficial de la federación! Nuestra legislación reconoce la oficialidad de ambos idiomas, pero aun así esto no parece importarle a Santorum contestando: “sí y no”.
            El dominio del lenguaje inglés no representa una barrera para el desarrollo de nuestro país. Lo que sí representa un obstáculo es el carácter imperialista de la imposición, de querer infravalorar nuestro acervo cultural tanto en español, como en nuestro inglés a lo Pedro Pietri, Julia de Burgos, a lo Rafael Cancel Miranda, entre otros tantos. Además un discurso desde la mentira de que hay leyes que requieren el inglés para anexar un territorio, retrata su ignorancia en cuanto a la historia de su propio país como la del nuestro. El problema para la anexión, y esto a lo mejor lo tiene más claro, son otros de mayor escala. Por ejemplo, nuestra cultura de tradición hispano-africana-taína nos abre paso a un mundo de identidades que nos acercan más a nuestros vecinos caribeños y latinoamericanos. Puerto Rico es una nación latinoamericana y Estados Unidos nunca pudo quebrantar el deseo de seguir expresándonos en español. Los cuentos de Abelardo Díaz Alfaro y el maestro Peyo Mercé así lo atestiguan. 

           
           La República de Puerto Rico debe de reconocer la importancia de dominar varios lenguajes para el desarrollo económico y cultural del país. No sólo se fomentará el aprendizaje del inglés, sino que se podrá trabajar con la especialización de otros lenguajes que nos abran las puertas a otros espacios de comunicación con el resto del mundo. Los lenguajes en manos de mujeres y hombres libres nunca representarán una barrera. Para Santorum y el imperialismo yanqui, sí.
            El precandidato, en búsqueda de buenas vacaciones, 20 votos y algún dinero, habla de los requisitos para la anexión, pero no habla de la irresponsabilidad del Congreso y todas las instancias federales en iniciar un proceso descolonizador en el que se provean las condiciones, si es que están de verdad dispuestos a admitir la anexión de Puerto Rico a la federación, para que se proceda a iniciar el proceso.[5] En eso no se diferencia del amo presidente guerrerista, el Sr. Obama. Dice tiene que ser un mandato “claro y decisivo”. ¿Pero cuánto? Lo que pasa es que no está dispuesto a reconocer que al Congreso lo que verdaderamente le interesa es mantener de forma perpetua el estatus colonial porque así es como el imperio saca provecho económicamente de nuestro territorio. Esto sin añadir la larga lista de intereses imperialistas en la región del Caribe desde la misma fundación de la república estadounidense.
            En fin, uno esperaría una respuesta del movimiento anexionista, pero siempre recurren a arrodillarse ante al amo cual cipayos fueran. Uno esperaría más militancia y enfrentamiento aunque fuera al estilo barbosista; pero algo al fin.


[1] “Palabras preliminares”, en Esteban López Giménez, Crónica del 98: el testimonio de un médico puertorriqueño. Madrid, Ediciones Libertarias, 1998, p. 23.
[2] Anderson, B. Bajo tres banderas: anarquismo e imaginación anticolonial, Akal, Madrid, 2008.
[5] En el 1989, el proyecto de los Senadores federales Johnston (D-LA) y McClure (R-ID) propuso legislación para aceptar la anexión con ambos idiomas oficiales y hasta con Comité Olímpico. Por esas y otras razones, el proyecto, después de tres años de vistas en varios comités, quedó sin ser aprobado.




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